El polen suele hacer de mayo un mes propenso para los estornudos. En otros casos las alergias estacionales suelen tomar la forma de sarpullidos o congestiones. Sin embargo, a los socialistas en el gobierno estos trastornos ligados a las antojadizas órbitas entre los equinoccios y los solsticios, parecen manifestárseles en una extraña incontinencia consumista vinculada a los caprichos militares.
Así, fue precisamente un mes de mayo de 1983 cuando Felipe González, aquel abogado sevillano con aspiraciones de gran estadista, sintió la irrefrenable necesidad de hacerles regalitos a una milicia que pocos meses antes había atemperado los ánimos reivindicativos de los ciudadanos con el chabacano golpe de Tejero. Un detalle que dejó encantada a la autoridad competente, militar por supuesto, con aquel presente con evocador nombre de cuchillo bandolero y motor a reacción: FACA, siglas castizas del Futuro Avión de Combate y Ataque que acabaron plasmándose en la compra de 72 caza-bombardeos F18A al gigante norteamericano McDonnell Douglas por la nada desdeñable cifra de 300.000 millones de pesetas de la época. En realidad, un aperitivo liviano si se compara con el auténtico plato fuerte que se preparaba para el generalato, un ingreso en la OTAN con el que quitarse el olor rancio y casposo del postfranquismo y aderezarse con los modernos ropajes de la comunidad internacional.
Lamentablemente, por aquellos años el gabinete felipista no tuvo ninguna guerra a mano donde estrenar los nuevos avioncitos de la Fuerza Aérea. De hecho, las únicas hostilidades que afrontaron los Carlos Solchaga y Miguel Boyer de la época, fueron las desesperadas barricadas que desde Sagunto a Gijón se empeñaban en levantar miles de obreros empecinados en su ignorancia a resistir unas reconversiones que, con banda sonora de Alaska y los Pegamoides, llegaban anunciando los nuevos tiempos de posmoderno neoliberalismo, precariedad y deslocalización. Y aunque en todo este proceso no faltó algún que otro disparo al aire con revoltoso obrero por los suelos, tampoco fue plan el bombardear los altos hornos o los astilleros. Así que debieron esperar un poco más para demostrar al mundo entero lo oportuno de aquella millonaria inversión que, por fin, les permitió bombardear… la antigua Yugoslavia.
Ahora, de nuevo llega el mes de mayo y hoy es a José Luis Rodríguez Zapatero a quien le salen las erupciones militaristas en sus programas de compra. Porque el pacifista ZP, como le ocurriera a su antecesor, vuelve a considerar urgente realizar un testimonial desembolso de fondos públicos para garantizar a los españoles unos dulces sueños. Menudencias. Tan sólo 72 millones de euros cuyo destino final no será otro que la adquisición de 24 misiles Tomahawk. Operación que, eso sí, nos permitiría entrar en el selecto grupo de países que poseen tan tecnológico y mortífero petardo, junto con Estados Unidos y Gran Bretaña, reeditando así, casualidades de la vida, una peculiar foto de las Azores que, no obstante, la discreción de las operaciones financieras hacen innecesaria de repetir.
Hasta ahí, ya se ve, todo perfecto. El único reparo que algunos malintencionados podrían plantear es la incapacidad tecnológica de España para hacer uso de sus nuevos artilugios, como reconocen en la Armada. Una banalidad que se evapora leyendo la letra pequeña del contrato: para nuestra tranquilidad, será Washington quien ponga a disposición del Alto Mando español toda su intrincada red de satélites para apuntar nuestros misiles, a cambio, eso sí, de ser ella quien elija sobre qué blancos pueden disparar nuestros soldaditos. Toda una garantía. Confiemos, en fin, en que entre las coordenadas del Pentágono no se encuentre ningún cayuco africano por las costas canarias. Ni que los servicios secretos norteamericanos, asesorados por algún conferenciante en Georgetown, no descubran alguna sede secreta de Acción Nacionalista Vasca en alguna montaña perdida de Afganistán.
Así, fue precisamente un mes de mayo de 1983 cuando Felipe González, aquel abogado sevillano con aspiraciones de gran estadista, sintió la irrefrenable necesidad de hacerles regalitos a una milicia que pocos meses antes había atemperado los ánimos reivindicativos de los ciudadanos con el chabacano golpe de Tejero. Un detalle que dejó encantada a la autoridad competente, militar por supuesto, con aquel presente con evocador nombre de cuchillo bandolero y motor a reacción: FACA, siglas castizas del Futuro Avión de Combate y Ataque que acabaron plasmándose en la compra de 72 caza-bombardeos F18A al gigante norteamericano McDonnell Douglas por la nada desdeñable cifra de 300.000 millones de pesetas de la época. En realidad, un aperitivo liviano si se compara con el auténtico plato fuerte que se preparaba para el generalato, un ingreso en la OTAN con el que quitarse el olor rancio y casposo del postfranquismo y aderezarse con los modernos ropajes de la comunidad internacional.
Lamentablemente, por aquellos años el gabinete felipista no tuvo ninguna guerra a mano donde estrenar los nuevos avioncitos de la Fuerza Aérea. De hecho, las únicas hostilidades que afrontaron los Carlos Solchaga y Miguel Boyer de la época, fueron las desesperadas barricadas que desde Sagunto a Gijón se empeñaban en levantar miles de obreros empecinados en su ignorancia a resistir unas reconversiones que, con banda sonora de Alaska y los Pegamoides, llegaban anunciando los nuevos tiempos de posmoderno neoliberalismo, precariedad y deslocalización. Y aunque en todo este proceso no faltó algún que otro disparo al aire con revoltoso obrero por los suelos, tampoco fue plan el bombardear los altos hornos o los astilleros. Así que debieron esperar un poco más para demostrar al mundo entero lo oportuno de aquella millonaria inversión que, por fin, les permitió bombardear… la antigua Yugoslavia.
Ahora, de nuevo llega el mes de mayo y hoy es a José Luis Rodríguez Zapatero a quien le salen las erupciones militaristas en sus programas de compra. Porque el pacifista ZP, como le ocurriera a su antecesor, vuelve a considerar urgente realizar un testimonial desembolso de fondos públicos para garantizar a los españoles unos dulces sueños. Menudencias. Tan sólo 72 millones de euros cuyo destino final no será otro que la adquisición de 24 misiles Tomahawk. Operación que, eso sí, nos permitiría entrar en el selecto grupo de países que poseen tan tecnológico y mortífero petardo, junto con Estados Unidos y Gran Bretaña, reeditando así, casualidades de la vida, una peculiar foto de las Azores que, no obstante, la discreción de las operaciones financieras hacen innecesaria de repetir.
Hasta ahí, ya se ve, todo perfecto. El único reparo que algunos malintencionados podrían plantear es la incapacidad tecnológica de España para hacer uso de sus nuevos artilugios, como reconocen en la Armada. Una banalidad que se evapora leyendo la letra pequeña del contrato: para nuestra tranquilidad, será Washington quien ponga a disposición del Alto Mando español toda su intrincada red de satélites para apuntar nuestros misiles, a cambio, eso sí, de ser ella quien elija sobre qué blancos pueden disparar nuestros soldaditos. Toda una garantía. Confiemos, en fin, en que entre las coordenadas del Pentágono no se encuentre ningún cayuco africano por las costas canarias. Ni que los servicios secretos norteamericanos, asesorados por algún conferenciante en Georgetown, no descubran alguna sede secreta de Acción Nacionalista Vasca en alguna montaña perdida de Afganistán.
2 comentarios:
Y sigue...la Gran Corrupción...
LAS TORRES KIO
LOS ALBERTOS
Rafael del Barco Carreras
Oigo estos días sobre los equilibrios de los primos, Alberto Cortina y Alberto Alcocer, para librarse de la cárcel. Deberían escribir un libro o toda una enciclopedia parda, al alimón con su ex socio Javier de la Rosa, sobre cómo zafarse durante tantos años, aunque los posibles lectores saben de sobra los procedimientos…dinero, dinero y dinero…más corrupción, corrupción y corrupción…y como no nos contarían la fórmula de la entrega de las astillas o los abonos por esos paraísos fiscales de Dios… mejor no se molesten en escribir. Su delito, estafar en 1988 a sus socios unos miles de millones de pesetas por la operación de los terrenos de las Torres KIO, (otro gran monumento de “ingeniería” a la GRAN CORRUPCIÓN), casi por los años que yo estafaba no más de un centenar a varios bancos para cubrir alguno de los muchos desastres de mis tres años de cárcel preventiva por el Caso Consorcio, 1980-83, ver www.lagrancorrupcion.com. Yo ya he cumplido los SEIS AÑOS, el doble por lo mismo y cien veces menos dinero (y en el caso Consorcio la condena de tres años la cumplí antes de ser juzgado). Ellos ni han entrado, y repito… ¡Y los jueces y fiscales ateniéndose al mismo Código Penal!.
Y de nuevo he de referirme al ex Fiscal Jefe Anticorrupción y ex Fiscal Jefe Vitalicio de Barcelona, Carlos Jiménez Villarejo, adalid y voceras de un PROGRESISMO HUMANISTA a la Izquierda de las IZQUIERDAS (por lo que cabe pensar en sus trece años de profesión en el Franquismo donde todas las confesiones se obtenían con la correspondiente paliza o torturas), e insisto, no existe la “ingeniería financiera” en la FALSIFICACIÓN Y ESTAFA, el desfalco, o la apropiación indebida, y ni siquiera casos “diferentes”, solo jueces y fiscales “diferentes” o actuando diferente según los casos. El dinero propiedad de un determinado bolsillo ha pasado a otro con engaño o indebidamente, todo lo demás, jugar con los papelitos (cartas falsas) o recursos a partir que el ESTAFADO DENUNCIA, es “ingeniería legal o leguleya”, contubernios entre profesionales, cuervos al olor de los magros despojos. En miles de casos con el estafador sin un duro, desde el tocomocho hasta las sofisticadas duplicaciones de tarjetas, se califica delito y delincuente en un par de sesiones. TRECE, CATORCE Y QUINCE AÑOS, es corrupción, y a menudo contra el propio ESTAFADOR. Incluso aprovechar los resquicios del Sistema jugando con la excesiva arbitrariedad de los “funcionarios de la Justicia” define el SISTEMA como CORRUPTO.
Y si en Barcelona Jiménez Villarejo se olvidó de mucho delito y delincuente del mismo cariz y camada, en la Fiscalía Especial Anticorrupción ni se le ocurrió añadir a ese sumario la segura corrupción de la recalificación de esos terrenos…o las amenazas a Margarita de la Victoria Votija Pilar de la Asociación de Vecinos, que huyó de España en 1988 ante la presión gansteril…
Más sobre corrupción
LA TAPADERA... BUFETE PIQUÉ VIDAL
Rafael del Barco Carreras
Me repito. El tema es infinito. Leí la famosa novela sobre un Bufete de aspecto “legal” pero de y para la Mafia, precisamente en La Modelo. Quien me la regalaba sabía el porqué y cómo de mis desgracias. Pero ni a mis íntimos ni a los periodistas que compararon el Bufete Piqué Vidal con “LA TAPADERA” no les argumenté entonces que “no era aquello”. El Bufete no defendía ni blanqueaba para mafiosos, era en si mismo LA MAFIA, tal como surge del SISTEMA ESPAÑOL. Nuestra Tapadera y decenas de Tapaderas no trabajan para mafiosos, son los mafiosos. Ellos y SUS jueces, secretarios, inspectores de Hacienda, de Trabajo, policías, fiscales, y políticos.
Y en nuestras Tapaderas nunca surge un Tom Cruise. Es imposible, los del primer escalón no se enteran de nada, llenan papeles, becarios o recién licenciados, casi gratis, y gastando suela por los pasillos de los Palacios de Justicia, y los que “ascienden” son hijos, sobrinos, y hasta pillados y condenados que el Bufete contratará una vez descubiertos, o limpios jubilados, aunque “toda Barcelona” sepa de su perversión. Pero que duda cabe que de los hasta CIEN PROFESIONALES, y 35 bufetes asociados en IBERFORO, los hubo no solo sabedores (“Lo sabía toda Barcelona”), sino partícipes, incluso aportando sus “amistades” y su sabiduría. Y si el secretario, Antoni Piñol, por su libro “La toga manchada de Piqué Vidal”, nos demuestra que la mano derecha del jefe no sabía lo que hacía su izquierda, tuvo varias “manos derechas” participando de un proceso delictivo aunque solo fuera por “explotar” a su amistades oficiales. Ante el clamor y denuncias muchos profesionales se despidieron, alguno clamando por su honorabilidad, pero nadie de su entorno denunciaría, absolutamente nadie. Y el "no profesional" secretario que le denunciara en Fiscallía salió denunciado por "chantaje" y condenado a un año y medio de prisión.
Seguro que el joven abogado Javier Selva Prieto, del Bufete, que me acompañara y “asesorara” en mi primera cita con el policía Justo Aguilera (ver www.lagrancorrupcion.com), actuaba de buena fe, pero también seguro que su padre el magistrado Julio Selva Ramos sabía de la especial filosofía del Bufete, con intensos rumores por el Palacio de Justicia sobre “maletines”.
Y el propio Piqué Vidal cayó porque el amoral por antonomasia, los hay otros, Pascual Estevill, debió soñar que parapetándose tras él se salvaría. Y a considerar lo de la Audiencia Nacional, la DEA Americana insistiendo, por el blanqueo de 2.000 kg. de cocaína. Nadie de Barcelona le señala, nadie se atreve. Sus archivos abarcan la flor y nata de la Ciudad, y aun con órdenes de Madrid solo se le detendrá unas horas.
Cuando leí que el Consulado Chino le nombraba su bufete de referencia dudé entre temer por los chinos o por el Bufete, en teoría y dado el oscurantismo de la comunidad china elegían un buen enderezador de ilegalidades, pero le aconsejaría a Piqué Vidal que se olvidara de su habitual y frailuno doble y triple juego. Los que conocí en prisión tenían menos paciencia que los mafiosos italianos o sudamericanos, a los que no les valían tonterías, si habían pagado un montón de millones en negro para librarse hasta de muertos, la libertad era obligada.
La Tapadera desaparece como Bufete, aquí no solo sigue vivo sino se anuncia, y el capo sale de prisión y se incorpora. Nadie como él. Es irrepetible dirá la Vanguardia cuando le detienen unas horas en el 2006.
Publicar un comentario